A Esperanza Aguirre y Gil de Biedna le sube la
autoestima como a Juan Luis Guerra la bilirrubina cada vez que algún
medio afín actúa de palmero. “Espe" se crece y se pavonea. Ella, en
inmortal recuerdo y homenaje a Margaret Thatcher, toma para sí el
legado y se sube al pedestal para que se le proclame la heredera de la
Dama de Hierro pero en plan más castizo, no en un Dios salve a la
Reina,... sino más bien en uno más festivo, como de chulapa de chotis.
No hace feos a las maneras de Angela Merkel pero ella es más de té y
pastitas que de salchichas y cerveza, al parecer. No hay quien le haga
sombra en poderío, ímpetu y decisión. Recrimina a Mariano, al que estoy
convencido compara para sus adentros con la marmota aquella tan famosa
que se asusta de su propia sombra y no asoma el hociquillo, por no
cumplir lo prometido. Insta Espe a Mariano a que acometa, que meta mano
a la reestructuración de las administraciones públicas o lo que es lo
mismo pero un poco más claro: ¡Funcionarios a la puta calle!
En verdad: ¡Todos a la calle! A ver si templamos hierros.
La avanzadilla de tan drástica medida a lo Salomón, sin perdón, la ha
dado Joan Rossell Lastortras, presidente de esa institución tan insigne
por la que han pasado tan ilustres personajes de la vida empresarial
española que conocemos por la CEOE en una entrevista a un medio
desinformativo. Rossell requiere ya el recorte ansiado que, desde
luego, salvará España de esta crisis que es fruto, como todo el mundo
sabe, de los manirrotos socialistas y sindicalistas.
Pero el impulso es de Espe, que nadie se le compare, que nadie la
frene, que ella se arremolina, voltea la cola, y con barbilla ladeada
con un no sé qué de desdén de su barbilla me viene a la mente:
— Tien'asero...
(Perdone usted, esté donde esté, don Juan Ramón pero se me hace
“inevitable" a lo Gabito por lo mágico al pollino trotón. Aunque sé
bien que no tendré perdón de Dios por la comparación... Pero es que...
Doña Espe...)
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